Reflexiones y propuestas sobre el entorno ambiental y socio-económico

Un pequeño punto azul

Una de las teorías más aceptadas sobre el comienzo de la vida es la panspermia, es decir, que los seres vivos aparecieron en la Tierra como consecuencia de la llegada de un meteorito que ya portaba los primeros microorganismos. A la vez, esos microorganismos aparecieron en algún lugar con unas condiciones ambientales muy complejas y determinadas.

Sea cual fuere el origen de la vida en la Tierra, lo cierto es que el hecho de que estemos hoy nosotros, los seres humanos, y todo lo que nos rodea en este Planeta es fruto de una enorme casualidad. Nuestro Planeta posee unas condiciones ambientales (oxígeno, temperatura, gravedad…) ideales para que se desarrolle la vida en él.


Por tanto, todo lo que hay en este Planeta es único (o muy poco abundante, si se admite que pueda haber algún otro Planeta de estas características en el Universo). “Único” es sinónimo de “valioso” cuando se habla de recursos. Por ejemplo, los diamantes son valiosos porque su abundancia en la Tierra es baja. Sin embargo, el cuarzo (muy bonito también) posee un valor infinitamente menor (prácticamente nulo, como mineral).  Si esta afirmación la extrapolamos a nuestro Planeta por completo y le aplicamos un sentido ecológico, llegamos a la conclusión de que nuestro Planeta es muy valioso.

Actualmente, hay muchos científicos, técnicos y personas con poder que abogan por conservar únicamente aquellas especies consideradas en el argot científico como “claves”, es decir, aquellas que son vitales para el desarrollo del ecosistema del que forman parte (oso pardo, elefante…). El número de especies de este tipo es muy limitado y su protección se encuentra más o menos asegurada, aunque últimamente no lo parezca. Sin embargo, existen otras muchas especies menos conocidas que no son clave, pero cuya supervivencia se encuentra muy amenazada (muchas especies de insectos, plantas o anfibios), y que desgraciadamente nadie lucha contra su extinción.

¿Por qué protegerlas si su desaparición no conlleva, aparentemente, cambios en nuestras vidas ni tampoco un cambio significativo en el entorno? La respuesta es simple, porque cada especie es única y, por tanto, desde un punto de vista ecológico, valiosa.

No podemos hacer una “economía de las especies” y proteger únicamente aquellas de las que obtenemos una rentabilidad ecológica. Los principios de la economía no deberían aplicarse al medio ambiente, puesto que éste se rige por sus propios principios y leyes.

Debemos ser conscientes de que lo que tenemos es tan extraño como único, que cada especie lo es también y que, por desgracia para nosotros, nuestro Planeta no es más que uno entre los casi infinitos planetas que forman parte del Universo, un grano de arena en una vasta arena cósmica, un punto azul en la inmensidad del Universo.

“La creación espontánea es la razón por la cual existe el universo. Por eso hay algo en lugar de nada, por eso existimos”. Stephen Hawking & Leonard Mlodinow, El Gran Diseño (2010).

Autor:

José Luis Vicente Vicente

5 comentarios

  1. Ignacio Acevedo

    Interesante reporte. Mi unico cuestionamiento es: El ser humano cree que tiene el poder para decidir quien se queda o quièn se va?? porque en lugar de pensar que especies conservar, no se piensa y analiza una alternativa mejor para conservar nuestro entorno. O es que no somos capaces de solucionar nuestra situacion actual???

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    abril 25, 2012 en 11:44 pm

  2. En mi opinión, la conservación del entorno y la de las especies de seres vivos se encuentra profundamente relacionada. La verdad es que no se puede conservar las especies sin conservar el medio en el que se desarrollan. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Sin embargo, el ser humano sí tiene, en mi opinión, capacidad de «decidir» qué especies se conservan y qué especies no y, por tanto, qué especies pueden extinguirse. Como afirmo en el artículo, si se aplica una «economía de las especies» pues pordríamos solo conservar las especies «clave» (gran tamaño, poco abundantes y de vital importancia para la supervivencia del ecosistema en el que se desarrollan). Pero también hay que tener en cuenta el valor de existencia. Puesto que cada especie es única, en mi opinión, su valor es incalculable y por ello hay que conservarla.

    Muchas gracias por tu aportación. Un saludo!!

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    abril 26, 2012 en 10:35 pm

  3. Buenos comentarios, el ambiente y las especies como tal se deben conservar de la mano con el desarrollo

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    abril 27, 2012 en 12:55 am

  4. alejandra castillo

    en mi opinion cada especie tiene una razon de ser en el equilibrio ecologico por lo tanto el esfuerzo deberia ser enfocado a mantener la mayoria de las especias sin embargo en gran medida el ser humano se ha encragado de romper dicho equilibrio tratar de remediar ese desequilibrio es casi imposible…

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    abril 27, 2012 en 5:59 am

  5. Carmen

    Considero, tal como ha sido analizado por muchos especialistas que cada especie cumple una función dentro del ecosistema y por más «insignificante» que pueda parecer, el solo hecho de «economizar» una determinada especie, puede llevar a desarrollar otra de ellas en forma desordenada y desequilibrada, es un tema complicado,sobre todo por la enorme variabilidad que tenemos a nivel mundial y en especial en nuestro país.

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    May 7, 2012 en 5:48 am

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